Etiqueta para niños 2

Etiqueta para niños 2

Todos sabemos que la autoestima en los adultos es necesaria para el buen desarrollo de nuestra personalidad. Por eso es tan importante, cuando hablamos de comportamiento, educación y etiqueta, la formación del carácter, la conciencia propia y los valores internos que se empiezan a construir desde los primeros años. Como maestra, me he valido de mis propias experiencias como hija y como estudiante para analizar cómo piensa un adolescente, qué errores se cometen y cuál es la mejor estrategia para orientar en la muchas veces vista “aburrida tarea” de la educación social.
Darle importancia a sus opiniones

La adolescencia y la niñez están llenas de múltiples preguntas y son épocas claves para formar su propia percepción sobre ellas mismas. Reforzar sus cualidades, interesarnos por lo que dicen o darle importancia a sus opiniones, crea en ellos una sensación de alivio y respaldo que se convierte luego en seguridad personal. Nunca olvido, cuando estudiaba en Chicago, la profesionalidad de mis maestros. Recuerdo cómo mis profesores siempre encontraban interesante el punto de vista de cada uno de nosotros. Admiraba esa forma de enseñanza y sentía a la vez confianza en mis ideas y certeza para preguntar sin miedo, pues te hacían sentir importante. Me he servido de mis propias experiencias para moldearme como maestra, he sido adolescente, he sido estudiante, he podido atravesar los procesos comunes de la adolescencia y, con sensibilidad, me pongo en su posición. Si me preguntan, creo que eso ha sido la clave de mi éxito como profesora de niños: valorar a cada niño, conectarse con él y crear un clima de respeto y confianza que da pie para orientar, aconsejar y lograr cambios positivos en los alumnos.

¿Imponer que nos obedezcan o fomentar una conciencia positiva?

Si los adultos supieran lo fácil que es influenciar a un niño con tan solo escucharlos, fomentar que expresen sus opiniones, afianzar su autoestima y darle importancia a sus criterios, lograríamos grandes cosas en su comportamiento. La comunicación abierta y la empatía con sus sentimientos pueden lograr que una niña o un niño se sienta seguro de sí y promover comportamientos positivos en él. No hace falta imponer que nos obedezcan, sencillamente explicarles por qué está mal una cosa y estimularlos a que tengan su propio criterio formado bajo la conciencia positiva. Como hija, les confieso que esa siempre fue y ha sido la estrategia de mi padre. Siempre valoré desde niña el que mi padre siempre decía que su función no era imponernos ideas y prohibirnos cosas, sino explicarnos y orientarnos para que nosotros mismos tuviéramos la conciencia del por qué de una regla y supiéramos qué hacer y qué no hacer aún cuando nadie nos estuviera viendo. Y realmente, les confieso que lograba una actitud por parte mía más receptiva así, que haciendo lo contrario.

Queremos niños y niñas libres ¿no? que tomen decisiones, que cooperen, con adecuada autoestima, independientes, juiciosos, líderes y una lista enorme de ideales que no encajan con esta idea de que el niño tiene que obedecer de manera automática y sin cuestionar el adulto. ¿Acaso es posible llegar a estos ideales si es que todos los días practican el no pensar y hacer lo que los demás les dicen? Fomentemos el saber expresarse y tener criterio propio formado bajo la conciencia basada en buenos valores.

Vestirlos acorde a su edad

Un niño se ve precioso y apropiado, vestido como niño, no como un adulto. La moda de vestirlo como “fashionista” a temprana edad lo hace ver más disfrazado que vestido, más adulto que pequeño. Muchas madres (principalmente), visten a sus hijos como pequeños adultos, siendo esto considerado un error, no sólo de etiqueta, sino también de psicología. Los niños no son juguetes, ni payasos, ni muñecas, son personas en un cuidadoso período de formación en la que todo influye y cada etapa se merece vivirla a cabalidad.

Cuidado con la exageración de los adornos

Es bueno tener en cuenta que a los bebés se les viste, no se les disfraza. Tener lógica en el cuidado de los tamaños de los lazos y cintillos para la cabeza, la combinación de colores que no sea muy estridente y que, por ende, sea agradable a la vista. En países como el nuestro, tomar en cuenta también no exagerar con la cantidad de moñitos o colitas de colores en la cabeza. Aunque la niña tenga el pelo crespo, existen cientos de maneras y productos para manejar su cabello de forma tal que el peinado no le quede ridículo. Pruebe trenzas, si desea, una o dos colitas en lugar de quince. El buen gusto no esta reñido con la niñez, y en las primeras etapas la madre es la encargada de adornarla, influenciarla y educarla en esta faceta.

Vestimenta para bautizos y comuniones

De acuerdo a la etiqueta tradicional, las niñas que van hacer su primera comunión van con vestido blanco o blanco hueso, de telas opacas (nunca brillantes, pues se trata de un evento de día) y en muchas ocasiones se usa vestido largo que, en este caso como son niñas, puede llevar el uso de cretonas suaves para darle un toque vaporoso y elegante. Se puede complementar con accesorios sencillos como perlas, cintillos o lazos que aporten un poco de gracia al vestuario, sin perder la elegancia y discreción de un acto religioso. Los niños van con pantalón beige, chaqueta azul marino, camisa en tonos blancos o pasteles, y zapatos preferiblemente marrones. No obstante, es bueno informarse si la parroquia tiene algún tipo de estilo o restricciones pues es el sacerdote quien suele marcar este punto.
En caso de ser invitados a un bautizo, por el horario de estos eventos lo ideal es utilizar siempre colores claros: azul, rosado, blanco, beige, siempre con ropa acorde con su edad, bonita pero cómoda. Los niños muy pequeños, incluso, podrían llevar pantalones cortos si es verano y podemos pensar en un color oscuro para esta pieza, pero siempre clara para la camisa: azul claro, blanco amarillo… Las niñas con vestidos bonitos, mangas francesas o cortas, nunca con tirantes que luzcan hombros descubiertos o strapples, y siempre con tejidos funcionales que permitan que estén perfectas en todo momento, pero que puedan sentirse libres para jugar, saltar y pasárselo bien.
Los pantalones bombachos y las camisas con puntillita también son una gran opción si van a bautizar a un niño pequeño y, si es bebé aún, queda precioso bautizarlos con un faldón de cristianar.

 

El faldón de cristianar
Es un vestido que se usa para los bebés que van a bautizar. El vestido se usa para un bebé niño o niña, hasta la edad de seis meses, y lleva un faldón extralargo, de tela elegante y hermosamente decorado.
El conjunto completo lleva 4 piezas: un trajecito que va debajo del vestido que lleva faldón ( al vestido también se le dice“ropón”), capa y gorrito.
El faldón de cristianar suele ir finamente decorado con encajes, bordados, puntillas; las telas que normalmente se utilizan son organza, seda salvaje, piqué, tafetanes, etc, y puede ser de color beige.
Por cierto, en algunas familias el faldón de cristianar se guarda para que vaya pasando de generación en generación. La forma de guardarlo es un paño blanco de terciopelo.

¿Madre y madrina coordinadas?
Algunas madres que siguen el protocolo, se coordinan con la madrina para ir con atuendos parecidos, por ejemplo, usando un vestido con el mismo color. El que la madre y la madrina del infante a bautizar coordinen su vestuario es un lindo detalle, pero no es estrictamente necesario.

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